
Por supuesto que muchísimas veces me machaqué un dedo clavando puntas en aquellas tablas con las que construí una casa de madera cuando era niño. También caí de los árboles, mil veces de la bicicleta, y me corté afilando palos para hacer flechas o lanzas.
Pero, lo más importante, al permitirme realizar todas estas cosas y muchísimas más mi padre conseguía que desarrollara extraordinariamente mi creatividad infantil. Y, precisamente ésto, creo que es fundamental para un niño, por lo menos a mi me lo parece: preguntar, resolver problemas, construir, experientar y aprender "haciendo".
En la charla del siguiente video Gever Tulley, creador de la Tinkering Shool ("Escuela del Cacharreo"), una especie de campamento de 6 días en la cual los niños tienen la oportunidad de hacer cosas que usualmente son vistas como "peligrosas", explica muy bien todo esto.